La niña invisible, de Puño, es una chica llamada Trog que vive en tiempos prehistóricos y desafía las tradiciones de su tribu acerca de que solo los chicos pueden emprender el Viaje —el momento en que se les deja salir solos en busca de una presa—. Ella, con el apoyo de su familia, del sabio hechicero Groo, y de las mujeres de la tribu, se sale con la suya y acabará descubriendo muchas cosas.
Relato bien contado con situaciones y toques excelentes, como el descubrimiento que hace Trog de la cámara oscura para poder pintar animales —aunque la historia no es cómica en esa dirección como, por ejemplo, lo son las de Derek Sampson—, y como la broma del narrador cuando nos dice que «la tribu entera dormía como si fuera domingo (aunque todavía no los habían inventado)». En el debe de la historia se puede poner el didáctico planteamiento inicial, de la chica rebelde contra las convenciones, que a estas alturas resulta cansino, y algunas referencias de lo más improbables, como que en aquellos tiempos no se había inventado la forma de dar las gracias. Son excelentes las ilustraciones que acompañan la historia.
Puño. La niña invisible (2018). Madrid: SM, 2018; 107 pp.; col. El Barco de vapor, naranja; ilust. de Marta Altés; ISBN: 978-84-9107-634-6. [Vista del libro en amazon.es]