Hace poco he visto el cómic o álbum ilustrado de Dave McKean, con texto de Neil Gaiman, titulado Los lobos en la pared. Una familia huye de su casa porque unos lobos pintados en las paredes la ocupan; hasta que la familia decide volver y entonces son los lobos quienes se asustan y regresan a las paredes. Para mí es un ejemplo de ilustraciones excepcionales, que usan muchos recursos del cómic y están hechas a base de collages y de dibujos, puestas al servicio de una historia con aires góticos, interesante imaginativamente pero fallida porque su argumento no resulta convincente, al menos a mí. Por el contrario, en mi opinión los mismos autores sí aciertan de lleno con El día que cambié a mi padre por dos peces de colores: la formulación gráfica es igualmente brillante pero, en ese caso, las ilustraciones están al servicio de una historia que no parece tonta y que causa impacto (aunque no a todos les guste).
Neil Gaiman y Dave McKean. Los lobos en la pared (The Wolves in the Wall, 2003). Bilbao: Astiberri, 2004; 54 pp.; trad. de Carol Isern; ISBN: 84-95825-77-5.