Madrid: Alfaguara, 1988; 199 pp.; col. Juvenil Alfaguara; trad. de Joaquín Fernández; ISBN: 84-204-4611-4. A la derecha, portada de una edición norteamericana.
El autor habla de su perro Mutt, que su madre compró cuando él tenía ocho años y era un cachorro recién nacido de raza indeterminada, y hacía muy poco que se habían instalado en la ciudad de Saskatoon. Su singularidad comienza por su porte: «Mutt tuvo, desde el primer día que vivió con nosotros, un aura de resolución, dominio de sí mismo y dignidad»; «no se le podía considerar hermoso, pero poseía ese digno carácter grotesco que distinguía a Abraham Lincoln y al Duque de Wellington». Pero, sobre todo, es su comportamiento testarudo el que da lugar a situaciones tragicómicas y a que, poco a poco, se acabe convirtiendo en una leyenda local.