El garaje de Gus, de Leo Timmers, es un álbum bien construido, con un argumento simpático, y muchas pequeñas bromas visuales a las que atender.
Gus es un cerdo que tiene un taller mecánico. El álbum empieza cuando comienza su trabajo por la mañana y, a partir de ahí, cada dos dobles páginas suceden episodios parecidos: en una llega un cliente agobiado porque su vehículo tiene algún problema, y en la otra se marcha satisfecho con los arreglos que le ha hecho Gus. El primero es un rinoceronte, el segundo una jirafa, y luego llegan una morsa, una lora (o así), etc. Debajo de las imágenes, en cada página, hay una frase, y riman las dos de la doble página: «Hoy promete ser un día estupendo / Gus se pone a trabajar contento» es el primer pareado. Y, cuando cada cliente le cuenta su problema, Gus siempre responde: «Tengo unas cosas por aquí y por allá / Inventaré algo y ya está». Según avanza el relato y el día, los objetos que veíamos en el garaje de Gus al comienzo van disminuyendo pues va empleándolos para sus arreglos, y la luz va cambiando hasta «Es ya de noche y Gus se va a casa / ¡Pero si está lleno de grasa!».
Los personajes son atractivos, en especial el siempre sonriente protagonista, cuyo talante resolutivo y práctico es admirable. El tipo de historia propicia que la secuencia de las ilustraciones sea perfecta pero, además, tiene un buen cierre. Otro elemento de interés es la subtrama de lo que pasa por detrás de lo que vemos en el primer plano: unos pájaros observan lo que sucede y tienen sus propios intereses.
Leo Timmers. El garaje de Gus (Garaje Gust, 2015). Madrid: HarperCollins Ibérica, 2018; 40 pp.; trad. de Marta Arguilé Bernal; ISBN: 978-84-17222-03-1. [Vista del álbum en amazon.es]