El señor Zorro y el hilo rojo, de Franziska Biermann, es la continuación de Al señor Zorro le gustan los libros. Si en aquel libro se habla del poder adictivo de la lectura este podría decirse que se refiere al poder adictivo de la escritura.
Al principio se nos explica que el señor Zorro se ha convertido en una celebridad mundial gracias al éxito que han tenido sus libros sobre las aventuras policiacas de Jacky Marrone. Conocemos a su agente, el señor López, feliz con el dinero que le hace ganar el señor Zorro. Un día que el señor Zorro decide comenzar una nueva novela —antes se nos ha contado el trabajo de documentación previo a ponerse a escribir—, descubre que han desvalijado su sótano y ha desaparecido todo el material almacenado de ideas, cuadernos, etc. Acaba encontrando un pasadizo por el que llegó y escapó el ladrón y lo sigue: para no perderse se ata un hilo rojo, del jersey de su editor, que aguarda en la superficie.
Historia disparatada y graciosa, que se sigue con interés. Como es de suponer, el señor Zorro se pregunta qué haría, en su caso, Jacky Marrone: poner en funcionamiento «su hocico buscapistas»… Las figuras caricaturescas de los personajes caen bien. Las imágenes añaden información que no se cuenta con las palabras: no hace falta, por ejemplo, que se describan los túneles por los que se mete el Zorro, porque las ilustraciones los presentan con claridad. Hay muchos cambios de color y tamaño en la tipografía que añaden dinamismo y emoción al relato. El vocabulario es rico pero el narrador es consciente de a quienes se dirige y no recarga los aspectos metaliterarios del relato en busca del elogio de los adultos.
Franziska Biermann. El señor Zorro y el hilo rojo (Herr fuchs und der rote faden, 2015). Madrid: Los cuatro azules, 2016; 60 pp.; trad. de Elena Abós; ISBN: 978-84-941866-6-0. [Vista del libro en amazon.es]