Una selección más estricta de los libros mencionados días atrás sería esta:
—dos álbumes bedtime: Buenas noches y Regreso a casa;
—dos álbumes antiguos recuperados: Álex y el ratón de cuerda y El gato en la noche;
—tres álbumes sobre mundos interiores: La línea, Los problemas de Pingüino, La idea más maravillosa;
—un álbum-juego para todos: Tangram Gato;
—un álbum posmoderno para todos: Líneas;
—un libro de poemas que también es para ver: Diez pájaros en mi ventana;
—una nueva edición de un clásico libro de poemas divertidos: El libro de los gatos sensatos de la vieja zarigüeya;
—un buen relato infantil: Corazones de gofre;
—reedición de tres libros juveniles de aventuras: Las ruinas de Gorlan, El puente en llamas, La tierra del hielo;
—una cálida novela de una niña ante la muerte: La Casa del Álamo;
—dos clásicas novelas policiacas: El caso de Betty Kane y El último caso de Philip Trent;
—un libro (sobre todo) para gallegos: El panteón de los malditos;
—como dije ayer, la gran lectura de estos meses fue la trilogía Destellos en el abismo: argumentos, panorama y tono y particularidades del mundo judío;
—entre los libros de no-ficción, Sentimentalismo tóxico, Max Perkins: el editor de libros, Voces de Chernóbil.