Hay muchos álbumes que dejan constancia de cómo es, o de qué formas puede tomar, el mundo imaginativo del niño. Uno excelente, también porque parece sencillísimo, es La línea, de Claudia Rueda.
Comienza con una doble página con fondo de papel cuadriculado, como de cuaderno escolar, en la que vemos una línea y en la que leemos «Había una vez una línea…». En las siguientes dobles páginas se nos dice «que se aburrió de dar tantas vueltas / y escapó de la clase», «atravesó la ciudad», «y trepó a las altas montañas», mientras la vemos tomar las formas de lo que van diciendo las palabras… Cambia la tipografía cuando alguien sorprende a quien está trazando la línea y le devuelve a la realidad.
Álbum construido con pocos elementos gráficos y mucho talento para entrar en la imaginación del protagonista y para estimular el interés del lector. Tiene además un excelente desenlace. Puede añadirse a esa familia de álbumes a la que pertenecen el también titulado La línea, o Harold y el lápiz morado… y, aunque sea un poco distinto, un nuevo álbum de Suzy Lee titulado Líneas, que también habla de la identificación del protagonista con las líneas que traza…
Claudia Rueda. La línea (2016). Barcelona: Océano Travesía, 2016; 40 pp.; col. Primeras travesías; ISBN: 978-607-527-055-5. [Vista del álbum en amazon.es]
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