Fábulas (1896)

Autores de referencia: R. L. Stevenson15 años: lectores jóvenes | Autores de referencia: R. L. Stevenson | Narrativa: Aventura | Relatos cortos (hasta principios del siglo XX)
 
Fábulas (1896)

Fábulas contiene veinte relatos cortitos, algunos con un punto de humor negro, casi todos irónicos, que Stevenson comenzó a escribir hacia 1887 —aunque algunos los había redactado hacia 1870— y que se publicaron en 1896, dos años después de su muerte. Las dos últimas, en la edición que cito, se descubrieron muchos años después.

Son: Los personajes del relato (The persons of the tale), El hundimiento del buque (The sinking ship), Las dos cerillas (The two matches), El enfermo y el bombero (The sick man and the fireman), El diablo y el posadero (The devil and the innkeeper), El penitente (The penitent), El ungüento amarillo (The yellow paint), La casa de Eld (The house of Eld), Los cuatro reformistas (The four reformers), El hombre y su amigo (The man and his friend), El lector (The reader), El ciudadano y el viajero (The citizen and the traveler), El distinguido extranjero (The distinguished stranger), Los caballos de tiro y el caballo de silla (The carthorse and the saddlehorse), El renacuajo y la rana (The tadpole and the frog), Algo hay (Something in it), Creer, creer a medias y no creer en nada (Faith, half faith and no faith at all), La piedra de toque (The touchstone), El pobre infeliz (The poor thing), La canción del día de mañana (The song of the morrow), El simio científico (The Scientific Ape), El relojero (The Clockmaker).

En conjunto ponen de manifiesto algunas preocupaciones del autor, como la facilidad que los hombres tenemos para ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio, o como la influencia de los prejuicios que nos dominan al pensar en los modos de actuar de otros. Hay un único relato equiparable a una fábula típica en la que dialogan animales (El renacuajo y la rana). Hay dos que son como cuentos populares de reyes y princesas (La piedra de toque, La canción del mañana). Y otros, de corte realista, tienen un carácter que podría llamarse filosófico. Así, El hundimiento del buque trata de un capitán de un barco que, para desesperación de sus oficiales y tripulación, hace serenamente consideraciones de tipo filosófico mientras el barco se hunde: señala, cuando se lo advierten, que «podría decirse que se está hundiendo desde su botadura»; indica también que tal cosa «no es motivo para dejar de afeitarse», etc. En El enfermo y el bombero el primero le dice al segundo que salve primero a los sanos y ambos empiezan a charlar sobre la cuestión…

Con razón suele citarse como especialmente notable, por su ingenio, que algunos llamarían hoy posmoderno, Los personajes del relato. En él, dos personajes de La isla del tesoro, el Capitán Smollett y John Silver, charlan un rato al terminar el capítulo 32 de la novela mientras se fuman una pipa, y comentan sus opiniones sobre las actitudes del autor hacia sus criaturas de ficción. Así, en un momento dado, dice Silver:

«—…¿Qué es el bien y qué es el mal? ¡Dígamelo usted! Estamos aquí a la espera, ¡por eso sí que se puede apostar!

—Ninguno de los dos somos perfectos —respondió el Capitán—. Eso es una verdad incontestable, amigo mío. Yo sólo digo que trato de cumplir con mi deber, y lo cierto es que no puedo felicitarle por sus éxitos, si es que usted también procura cumplir con el suyo».

Ambos siguen charlando acerca de que cualquier buena narración necesita personajes virtuosos y villanos, y entonces Smollett le dice a Silver: el autor «está del lado del bien. Ándese con mucho ojo».

Robert Louis Stevenson. Fábulas (Fables, 1896). Madrid: Rey Lear, D. L. 2010; 125 pp.; col. Breviarios de Rey Lear; trad.de Catalina Martínez Muñoz; ISBN: 978-84-92403-47-9. [Vista del libro en amazon.es]

 

24 octubre, 2015
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