Existen escritores tan o más vanidosos que Sherlock Holmes pero que, como él, hacen bien su trabajo. Sin embargo, personalmente me resulta más simpática la actitud de un tipo tan misterioso como B. T. Traven, el autor de El tesoro de Sierra Madre: «No creo ser una persona que deba ocupar el centro del escenario. Siento que soy un trabajador que, como tantos trabajadores, aporta su grano de arena para hacer que la humanidad adelante otros pasos. Me siento como un grano de la arena de la que está hecha la tierra. Mis obras son importantes, mi persona no lo es».
23 septiembre, 2005