En Caldecott & Co. Notes on books & pictures, Maurice Sendak elogia mucho Hombre Luna, un album de Tomi Ungerer. Su protagonista, Hombre Luna, ve a la gente bailar en la Tierra y decide unirse a la diversión. Logra bajar a la Tierra pero, como arma un poco de jaleo, es encarcelado. De todos modos logra escapar, disfrutar un poco, y encontrar a un científico dispuesto a meterlo en un cohete y devolverlo a la Luna.
Relato como de aventuras, con un héroe rechoncho, en el que destacan el equilibrio y la claridad compositiva de las ilustraciones. Ungerer hace fácil la lectura para sus lectores naturales: abundan los detalles cómicos y coloca las palabras del relato en blanco sobre negro, o sobre un azul oscuro, o en negro sobre blanco.
En su comentario, Sendak habla cómo Ungerer entiende las demandas técnicas propias del género: sabe condensar las ideas y dejar fuera todo lo superfluo, sabe que «un álbum logrado es un poema visual». Apunta las dotes de Ungerer para la caricatura, señala el escape de la prisión de Hombre Luna como el momento cumbre de la historia, apunta el parecido del científico con el Dr. Strangelove. (Y precisamente guiños como este son los que hacen que algunos álbumes atraigan tanto a lectores adultos y no tanto a los lectores niños).
Tomi Ungerer. Hombre Luna (Moon Man, 1966). Barcelona: Libros del Zorro Rojo, 2012; 40 pp.; trad. de Elena del Amo; ISBN: 978-84-940336. [Vista del álbum en amazon.es]