Uno de los mejores libros de los que se publicaron el año pasado fue Los días, de Taha Husein. En esa narración autobiográfica, como en otras que proceden de autores del mundo árabe, y pienso por ejemplo en El hijo del pobre de Mouloud Feraoun, se ve claro que lo fundamental muchas veces no es lo que se cuenta sino lo que se da por supuesto, lo que se olvida de contar.
31 enero, 2005