El fugitivo, de John Grisham, es la quinta novelita protagonizada por Theodore Boone. Esta vez, con motivo de un viaje de estudios a Washington, cree ver en el metro a Pete Duffy, un acusado de asesinato que, en la primera novela de la serie, había huido de su ciudad, Strattenburg. Primero lo graba con el móvil y lo sigue un poco. Luego llama a su tío Ike, que se presenta en Washington. Por último, ponen sobre aviso al FBI.
Como es habitual en las secuelas, se vuelven a dar las explicaciones pertinentes para quien no haya leído las novelas previas —se recuerdan cuestiones relacionadas con la vida familiar del héroe y los pormenores del asesinato que había cometido Duffy—, y como es habitual en Grisham, hay abundancia de detalles acerca del sistema judicial y las formas de actuar de abogados, fiscales y jueces. Además, en esta novela se le dan lector algunas informaciones de tipo cultural y patriótico con ocasión de las visitas que Theo y sus compañeros hacen a monumentos y lugares históricos.
Como he dicho en reseñas a otras novelas suyas, Grisham es mejor cuanto más se ciñe a los terrenos que más domina, y en este caso lo hace: las intervenciones de Theo son las justas y la novela se centra, sobre todo, en el caso que se juzga. La historia insiste en la importancia de actuar con valentía cívica, aunque tal cosa provoque molestias, y más que molestias. Por supuesto, queda en el aire, para la próxima novela, un asunto amenazador para Theo.
John Grisham. Theodore Boone: el fugitivo (The Fugitive, 2015). Barcelona: Montena, 2016; 220 pp; trad. de José Serra; ISBN: 978-84-9043-464-2. [Vista del libro en amazon.es]