Cisneros, el cardenal de España, de Joseph Pérez, me ha parecido una excelente biografía: bien escrita, clara, sintética, ponderada, esclarecedora.
Cisneros nació en 1436. Se conocen pocas cosas de las primeras décadas de su vida. Se ordenó sacerdote con ánimo de ascender en la carrera clerical pero se hizo franciscano de estricta observancia con 46 años. Fue confesor de la reina Isabel desde 1492, arzobispo de Toledo en 1495, Inquisidor General y Cardenal en 1507, regente del reino entre 1506 y 1507 y entre 1516 y 1517. Además fue fundador de la Universidad de Alcalá e impulsor de la Biblia Políglota Complutense. El autor hace primero una semblanza general de su vida y se centra luego en su tarea como estadista —en sus acciones políticas, económicas y diplomáticas—, y como defensor de la fe —en su puesto de Inquisidor General, en sus trabajos reformadores—. Y el último capítulo se titula «Cisneros ante la historia».
El autor explica que Cisneros, si bien accedió a comportarse como le pedía su cargo, siempre lo compaginó con una vida personal austera; que comprendió, e intentó que muchos pusieran en práctica, el servicio del Estado como función pública; que actuó con una mentalidad abierta en cuestiones de tipo cultural y científico y dio crédito a las voces críticas contra los excesos de los conquistadores españoles en América. Es más que interesante conocer su esfuerzo por mantener a los nobles a raya: «Cisneros no abusaba del poder; desconfiaba de los grandes no porque fueran grandes sino porque solían comportarse como revoltosos sin escrúpulos: él sabía muy bien a qué atenerse sobre sus ambiciones y en este sentido llamaba la atención del rey: “que no se fíe de grande ninguno, porque ninguno dellos tiene ojo sino cómo sacará algo a su Majestad”».
El último capítulo del libro hace paralelismos interesantes entre las formas de actuar del Cardenal Cisneros y el Cardenal Richelieu, en los cuales el español, a los ojos de los historiadores franceses como el mismo autor, se muestra muy superior. Las razones están en que, al contrario que Richelieu, Cisneros supo mantener la paz sin ejecutar a nadie, buscó el bien público y no sus intereses personales, saneó la hacienda real sin enriquecerse, y sus dotes personales y su tenor de vida tuvieron una categoría muchísimo mayores. El autor termina indicando que, a pesar de que a los historiadores no les gustan los futuribles, es inevitable pensar que si Cisneros hubiera podido ser consejero de Carlos V, el futuro de España habría sido seguramente muy otro.
Joseph Pérez. Cisneros, el cardenal de España (2014). Madrid: Taurus-Fundación March, 2014; 368 pp.; col. Españoles eminentes; ISBN: 978-84-306-0948-2. [Vista del libro en amazon.es]