He leído Cicerón, de Pierre Grimal. No sé lo bastante de la época para comprenderlo todo bien pero es una gran biografía. Este texto del principio sintetiza los momentos del cambio que vivía Roma entonces:
«La mente y el talento de Cicerón vinieron al mundo y murieron en tiempos convulsos y, al tiempo que crecían e iban adquiriendo vigor, a su alrededor se descomponía todo un mundo, bajo la acción de formas que, sin embargo, no eran ni mucho menos, todas destructoras. La República se moría, destruída por la lógica misma de los principios que la fundaban. Si bien es cierto que la motivación de los romanos había sido, en otros tiempos, el deseo de gloria, ese sentimiento se había ido pervirtiendo gradualmente. La gloria que querían adquirir no era la de antes. Las ambiciones de unos cuantos hombres, la avidez de muchos otros, que se apresuran a explotar las provincias hasta acabar agotándolas, el gusto por la riqueza y el lujo, la vanidad de poseer, más que este o el otro, propiedades y objetos preciosos, de tener más esclavos, portadores de litera más vigorosos, una casa más suntuosa, más villas en las que pasar los días de verano, todo eso arruina las antiguas máximas y acaba con la moral tradicional. Las magistraturas no son ya más que el medio para enriquecerse o, más sutilmente, para acrecentar la consideración de los de alrededor. La riqueza se convierte, a fin de cuentas, en la forma más accesible de la gloria. Una gloria que, más que merecerse, se compra».
Pierre Grimal. Cicerón (Cicéron, 1986). Madrid: Gredos, 2013; 495 pp.; trad. de Ana Escartín; ISBN: 978-84-249-1113-3.