Por su calidad literaria, y por sus aires de memorias ficcionadas, El vaso de plata, de Antoni Marí, recuerda obras como las Pequeñas memorias de Tarín, de Rafael Sánchez Mazas, o Las musarañas, de José Antonio Muñoz Rojas, o, también, escenas de El Rey Mago y su elefante, de Aquilino Duque. Como ellas, evoca con elegancia el mundo de sentimientos encontrados de la infancia y la adolescencia, contra el fondo de los ambientes y las relaciones humanas propias de tiempos pasados en España. El comentario que abre la obra como prólogo, de Ignacio Martínez de Pisón, es certero pero, a mi juicio, es más respetuoso dejar que la obra llegue al lector sin presentarle ninguna interpretación previa.
14 mayo, 2008