SÁNCHEZ MAZAS, Rafael

SÁNCHEZ MAZAS, RafaelAutores
 

Escritor español. 1894-1966. Nació y falleció en Madrid. Estudió Derecho. Fue periodista, corresponsal en Roma de periódicos madrileños. Ocupó puestos de responsabilidad en la vida pública española entre 1940 y 1960. Escribió varias novelas, obras misceláneas, y poemas.


Pequeñas memorias de Tarín
Barcelona: Península, 2005; 204 pp.; ISBN: 84-8307-689-6.

En forma de diario, el joven vasco Tarín Tellaeche cuenta episodios de sus años de infancia, otros del tiempo que pasó como interno en un colegio, varios de sus primeros amores… Agrupados en bloques cronológicos, van precedidos de unos comentarios de presentación del autor.


La vida nueva de Pedrito de Andía
Madrid: Espasa, 2004; 436 pp.; col. Austral; ISBN: 84-670-1550-0. [Vista del libro en amazon.es]

País vasco, verano y otoño de 1923. Después de tres años sin verla, el protagonista espera con ilusión la llegada de la que fue su novia de niñez, Isabel, desde Inglaterra. Pero, cuando llega, descubre con horror que, aunque ambos tienen casi la misma edad de quince años, Isabel ha crecido mucho mientras él sigue siendo mucho más niño. «A mí se me concluía todo en la vida, por una fatalidad tan estúpida como la diferencia de las estaturas, que no era, si echamos un cálculo en centímetros, arriba de los doce o trece. Era una infamia, Dios eterno, que una cosa así pudiese influir en la felicidad y que así se pudiese destruir todo el ideal que uno se hubiese formado en este mundo. Ella había crecido demasiado. Yo era casi como se debe, por más que dijeran. […] Era una situación espantosa, pero ya de irrisión, que nadie la podía comprender, si es que no se reían en mi cara». Mientras la vida discurre con normalidad —fiestas, salidas a pescar, excursiones, relaciones familiares, una grave enfermedad…—, también se van reconstruyendo historias previas de la infancia y de las familias de Pedrito y de Isabel, y de antiguas guerras carlistas.



Se puede decir que Pequeñas memorias de Tarín viene a ser como un esbozo de La vida nueva de Pedrito de Andía. A pesar de que sus episodios fueron redactados cuando el autor era muy joven, su prosa es magnífica y sus acentos son nostálgicos. En ellos hay una clara voluntad de reflejar el mundo interior del protagonista pero el autor no tiene la intención de construir un argumento como en la segunda novela.

En esta se plasma perfectamente la psicología del protagonista-narrador, sus ideales románticos y nobles, sus deseos de amor y de heroísmo, su carácter impulsivo y generoso, y unos sentimientos a flor de piel. Pedrito es un chico de clase alta, con una educación de gran nivel cultural que asoma en las referencias a los clásicos latinos que traduce, pero que usa un lenguaje espontáneo y coloquial, expresivo cuando reproduce fielmente modos de hablar castellanos y vascos, y apropiado también para realizar magníficas descripciones de la naturaleza. El sentido del humor brota de las situaciones, de las reacciones de furia hispánica de Pedrito, y de golpes como la referencia al profesor de música que, como tiene dos dedos de más, utiliza una flauta especial, «con dos agujeros más de los corrientes».

Son frecuentes las digresiones que, aunque podrían cansar a los acostumbrados a un modo de narrar más lineal, por su calidad literaria y el atractivo de los personajes, logran «detener» el interés del lector. La historia muestra cómo los hijos se fijan y juzgan los contrastes entre lo que dicen y lo que hacen los mayores. A pesar de las incoherencias que ve, Pedrito puede conservar su idealismo intacto gracias a un amigo y confidente fiel que no aparece más que como destinatario de sus cartas, porque tiene adultos que le sirven de referencia como su tío Ricardo y el padre de Isabel, y, sobre todo, porque puede acudir al padre Cornejo, un viejo profesor jesuita, comprensivo pero exigente cuando hace falta.

La mejor novela de amor juvenil

Sin embargo, el tema de La vida nueva de Pedrito de Andía es el amor juvenil. Sánchez Mazas dirige todos los sucesos a un reencuentro entre Isabel y Pedrito en «la Puerta Secreta», un esperado final feliz donde las inquietudes se calman, y Pedrito recuerda sus sentimientos confusos de antes, cuando «siempre esperaba más, más, más, sin saber qué sería». Me atrevo a decir que Sánchez Mazas consiguió, con esta novela, un grandísimo relato sobre amor juvenil, quizá el mejor, porque, con una calidad literaria excepcional, presenta las cosas con un idealismo que no deforma y un realismo que no animaliza, porque no cae en planteamientos de dominio ni en actitudes empalagosas, y porque transmite al lector algo de la grandeza de un amor joven no manchado por ninguna infidelidad. Y a quien no lo sepa por experiencia propia, su lectura le puede hacer entender por qué C. S. LEWIS habla de cómo el amor nos da una «creciente consciencia de nuestra inconsciencia, hasta sentirnos como quien está junto a una gran catarata y no oye ningún ruido, o como el hombre del cuento que se mira en el espejo y no encuentra en él ningún rostro, o como un hombre que en sueños tiende su mano hacia objetos visibles y no obtiene ninguna sensación táctil. Saber que uno está soñando es no estar completamente dormido».

Nota: La cita de C. S. Lewis está tomada de Los cuatro amores (The Four Loves, 1960). Madrid: Rialp, 2005, 10ª impr.; 160 pp.; col. literaria; trad. de Pedro Antonio Urbina; ISBN: 84-321-2749-3.


9 febrero, 2006
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