Decía Chesterton que toda ceremonia depende del símbolo y que todos los símbolos han sido vulgarizados y viciados por las condiciones comerciales de nuestro tiempo. De todos esos símbolos desvanecidos y falsificados, el ejemplo más melancólico es el antiguo símbolo de la llama. En cada época y país civilizado, era una cosa natural hablar de algún gran festival en el que «la ciudad era iluminada». No hay hoy ningún significado en decir que la ciudad se iluminó. No hay razón ni propósito alguno para iluminar la ciudad con motivo de cualquier entusiasmo noble, como haber obtenido una victoria. La nueva iluminación ha hecho que la gente se canse de la forma de proclamar grandes cosas al usarla continuamente para proclamar pequeñas cosas. No ha destruido la diferencia entre la luz y la oscuridad, pero ha facilitado que las luces menores sobresalgan sobre las más grandes.
G. K. Chesterton. «The Rituals of Christmas», artículo del 24 de diciembre de 1927, The Illustrated London News, Collected Works volumen XXXIV.