Lectores de segundo nivel

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Explica Umberto Eco que hay lectores de primer nivel y lectores de segundo nivel: los primeros quieren saber qué sucede, los segundos desean saber cómo se relata lo que sucede. «Para saber cómo acaba la historia basta, normalmente, leer una sola vez. Para convertirse en lector de segundo nivel es preciso leer muchas veces, y algunas historias hay que leerlas un sinfín de veces».

«No existen lectores exclusivamente de segundo nivel; es más, para llegar a serlo hay que haber sido un buen lector de primer nivel». Ahora bien, continúa Eco, «cuidémonos bien de entender esta distinción de niveles como si, por una parte, hubiera un lector que se conforma fácilmente, al que le interesa la historia y, por otra, un lector con un paladar estéticamente fino, interesado por el lenguaje. Si así fuera, deberíamos leer El conde de Montecristo en el primer nivel apasionándonos, e incluso derramando ardientes lágrimas en todo momento; y luego, en el segundo nivel, deberíamos darnos cuenta, como corresponde, que está escrito fatal desde el punto de vista estilístico, por lo que decidimos que se trata de una novela malísima.

En cambio, el milagro de obras como El conde de Montecristo es que, aun estando fatalmente escritas, son obras maestras de la narrativa. Y, por lo tanto, el lector de segundo nivel no es sólo el que se da cuenta de que la novela está mal escrita, sino también aquel que, a pesar de ello, se da cuenta de que la estructura narrativa es perfecta, los arquetipos están todos en su punto, los golpes de escena se dosifican al milímetro, el aliento (aunque a veces jadee) es casi homérico. (…) El lector de segundo nivel es aquel que se da cuenta de cómo la obra sabe funcionar bien en el primer nivel».

Umberto Eco. Sobre literatura (sulla Letteratura, 2002). Barcelona: RqueR, 2002; 347 pp.; trad. de Helena Lozano Miralles; ISBN: 84-932721-1-6.

 

15 septiembre, 2007
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