Sobre algunos libros que me han preguntado:
—Shadowmancer, de G. P. Taylor: no pasé de la página diez.
—Molly Moon, de Georgia Byng: leí el primero y me pareció penosamente flojo, por lo que ya no leí el segundo.
—Lionboy, de Zizou Corder: el protagonista resulta simpático y atrae también el interesante don que tiene de poder hablar «felino», pero pronto las aventuras se disparatan y la trama se complejiza de un modo absurdo, algo que se agudiza más aún en el segundo volumen titulado La caza.
—Una cuestión de tiempo, de Michael Hoeye: en el primer libro están bien el arranque y la definición del personaje principal aunque resulta muy artificioso el conflicto final; y el segundo librito de la serie, El misterio del desierto, ya no se sostiene.
Se pueden decir más cosas, pero no merece mucho la pena. Son casos ilustrativos de cómo el talento literario que falta se intenta suplir con empuje publicitario y energía comercial.