Algunas veces se cita, como primer libro-álbum singular, Sobre dos cuadrados (1922), del diseñador gráfico El Lissitzky (1890-1941).
Y, con ocasión de algunos álbumes experimentales, a veces se habla del trabajo que hizo Warja Lavater (1913-2007), una diseñadora suiza que preparó unos álbumes acordeón que narran cuentos clásicos por medio de símbolos. En la bibliografía de su voz de Wikipedia se remite a lugares donde se pueden consultar varios álbumes completos como, entre otros, Blancanieves y Cenicienta.
No sé decir cuánta fue la influencia real de estas obras en los libros infantiles posteriores. En cualquier caso, me parece significativo que quienes sabían mucho de nuevas formas gráficas y han dejado álbumes memorables no pensaron nunca en experimentar con el niño como lector: buenos ejemplos son Bruno Munari, Leo Lionni o Paul Rand.