Algunos libros de recuerdos infantiles contienen una memorable colección de personajes singulares que tal vez lo eran porque así los veía el narrador. Un ejemplo es Miguel Street, de V. S. Naipaul, que carga mucho el acento en las peculiaridades de unos tipos que, en el fondo, son unas personas excelentes, unos «románticos incurables».
19 agosto, 2011