Una de las grandes aventuras de siempre, hoy algo menospreciada por su característico tufillo decimonónico- imperialista, es Las cuatro plumas, de A. E. W. Mason. Pero es extraordinaria y, por supuesto, no mejora si se procura que los buenos sean menos buenos y los malos no tan malos, como han intentado en una última película con ese argumento.
9 febrero, 2006
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