Leí con gusto El príncipe de los caballos, de la neozelandesa Stacy Gregg. Es una historia con gancho que compensa de sobra los defectos que se le pueden ver, tanto de construcción —se podrían haber compensado mejor las historias de las dos heroínas, la amistad entre la niña y la anciana es muy rápida…—, como de redacción —por ejemplo, «las lágrimas me anegaban el pecho»…—.
Mira, una chica de doce años, refugiada siria en Berlín, tiene como trabajo sacar a pasar a un pequeño teckel. Un día el perro sigue a un caballo que ve y Mira acaba llegando a una finca propiedad de una anciana, Zofia. Esta se encapricha con el perro y eso afianza su relación con Mira. Por un lado le propone dictarle sus recuerdos de infancia para que los ponga por escrito: desde 1939 hasta el final de la segunda Guerra Mundial Zofia conoció y sufrió de primera mano los propósitos de los nazis de crear una raza mejorada de caballos; además, fue luego campeona olímpica de salto varias veces. Por otro lado, Zofia enseña a Mira a montar a caballo y la termina preparando para que participe en una importante competición de saltos. Además, en su vida cotidiana —poco desarrollada en la novela—, Mira debe lidiar con el acoso de una compañera.
Se ve que algunos hechos que se cuentan tienen cierto fundamento real, que se cuenta en un epílogo. También se narran bien los pormenores del cuidado de los caballos y de las técnicas de su entrenamiento y de su monta en competición: la autora ha publicado más novelas con esos contenidos. Las dos heroínas son atractivas y sus dos tramas mantienen tenso el interés del lector.
Stacy Gregg. El príncipe de los caballos (Prince of Ponies, 2019). Madrid: HarperCollins, 2021; 254 pp.; trad. de Sara Cano Fernández; ISBN: 9788418279096. [Vista del álbum en amazon.es]