Beatriz y Virgilio, de Yann Martel, es un extraño y fallido libro. Su narrador y protagonista es un escritor llamado Henry, autor de una novela de mucho éxito sobre animales, que se plantea escribir una obra de ficción que dé cuenta de aquél horror. Pero, para su frustración, sus editores critican mucho su proyecto —una singular mezcla de relato y ensayo— y, como consecuencia, abandona la escritura, se instala en otro país y cambia de ocupaciones. Pero, un día, entabla relación con un raro taxidermista, que también se llama Henry, que le pide consejo acerca de una obra teatral que está escribiendo acerca de Beatriz, un burro, y Virgilio, un mono aullador.
Muchos aspectos parecen sacados de la vida del propio autor —que aquí hace comentarios a su obra Vida de Pi, sin nombrarla—, y esta novela real se termina pareciendo bastante al proyecto de libro que los editores de Henry echaron abajo. Lo cierto es que resulta difícil no darles la razón: el buen comienzo y las observaciones más que interesantes que salpican aquí y allá la historia, pues Martel es un escritor inteligente, encallan cuando aparecen los fragmentos del drama teatral que le va leyendo el otro Henry. No es tanto que los diálogos entre el mono y el burro sean difíciles de seguir —también porque se interrumpen una y otra vez, y se presentan de un modo fragmentado—, sino que ni el tono de la segunda parte de la novela encaja con el de la primera, ni son convincentes los paralelismos entre la crueldad contra los animales y la crueldad contra los judíos, ni el progreso de la relación entre los dos Henrys resulta creíble, ni el final abrupto y violento provoca otra cosa que un «ya lo sabía yo». Además, y aunque el narrador no es pretencioso, llegan a cansar la gran autoreferencialidad de su relato y las muchas alusiones literarias.
Una observación de tipo general. Estaría bien un ensayo sobre por qué no hay obras intemporales acerca del Holocausto y por qué, hasta el momento, sólo consideramos aceptables las basadas en testimonios reales. Estaría bien una novela o una obra teatral, o lo que sea, que tratase la cuestión al modo en que, como se afirma en el libro, lo hace Rebelión en la Granja, una obra contra el estalinismo y cualquier totalitarismo. Pero a un ensayo le suelen sobrar las derivaciones novelescas y una novela no debe necesitar explicaciones adicionales. Por eso, en relación a ciertas críticas elogiosas que ha recibido el libro de Martel —más bien pocas, por lo que he visto—, se puede recordar que decir de una novela que parece un ensayo, igual que decir de un ensayo que parece una novela, es como elogiar a un cura diciendo que no parece un cura.
Yann Martel. Beatriz y Virgilio (Beatrice & Virgil, 2010). Barcelona: Destino, 2011; 224 pp.; col. Áncora & Delfin; trad. de Mario Sureda; ISBN: 978-84-233-4385-0.