El último hermano, de Nathacha Appanah, se desarrolla en la Isla Mauricio, en los años cuarenta. El narrador, Raj, es un hombre mayor y cansado que recuerda su infancia. Sus primeros años de vida los pasa en una plantación de caña de azúcar, en Mapou, hasta que sus dos hermanos fallecen trágicamente. Luego, él y sus padres se trasladan a vivir a Beau Bassin. Allí su padre trabaja como guardián en la prisión, donde también está un grupo de judíos europeos que no fueron aceptados en Palestina. Raj tiene nueve años entonces y, cuando pasa unos días en el hospital de la prisión, se hace amigo de David, un chico judío de diez años cuyo pelo rubio le fascina. Cuando un ciclón causa el caos en la isla y David escapa del campo, Raj lo esconde en su casa.
Buena historia, diferente a otras con tema parecido pues los escenarios son diferentes y la perspectiva del protagonista también dado que no sabe nada de nada ni de la segunda Guerra Mundial ni de los judíos. Por otra parte, aunque el episodio de la amistad con David es el central, la novela desarrolla también las condiciones extremas en las que vive Raj, debido sobre todo al comportamiento violento de su padre, aunque un tanto aliviadas por la figura bondadosa de la madre. La historia es fluida y está bien escrita, pero algunas expresiones aisladas suenan raras —«los ojos se le llenaron de lágrimas de forma asaz repentina»—, y otras un tanto cursis —«sus rizos dorados y su tacto sedoso me pertenecen eternamente»—. Por otra parte, los acentos dolientes del narrador sin la más mínima concesión al humor, que indudablemente son legítimos y posibles, acaban siendo un tanto agotadores y restan impacto a lo que cuenta: el narrador no conoce el consejo de Robert Bresson de producir emoción mediante una resistencia a la emoción.
Nathacha Appanah. El último hermano (Le dernier frère, 2007). Madrid: Alfaguara, 2010; 177 pp.; trad. de Ramón de España; ISBN: 978-84-204-7392-5.