Después de un álbum como Flores salvajes y de un relato como La soñadora Chusita y su gata Blasita, otra historia más, bien escrita y contada, sobre una niña y su mundo imaginativo es Cornelio, Pancho, Simón y Yo, de Ramón Acín. En tres capítulos se nos cuenta lo que piensa la protagonista que, como se ha roto una pierna, debe permanecer encamada. Habla de las relaciones con su padre —«Mi papá dice que “se duerme a la hora de las gallinas”. Mi papá dice cosas así. Cosas que no comprendo, pero que yo debo aprender. Porque mi papá lo sabe todo»—; con su madre: «”Duerme, Lupe, duerme” dice mientras me arropaba con mimo y me besa en la frente. Mi mamá es así. Siempre acude en la noche, cuando me asusto»—; de su mundo imaginativo —«El porche es mi palacio. Y yo soy un visir. Un palacio en el centro del oasis que hay en medio del desierto»—. Y, sobre todo, de sus relaciones con Cornelio, un conejo, Pancho, un mastín, y Simón, un papagayo: «como no pasa nada y no me duermo, doblo las rodillas e imagino que las sábanas son una tienda de campaña. Y que estoy en medio del bosque. Con Pancho que olfatea los rastros. Con Simón que hace de vigía y observa el horizonte. Con Quique que es mi caballo. Y con Cornelio, mi ayudante. Los cuatro hemos sido elegidos por valientes. Porque nunca tememos a nadie. Ni a nada. Nuestra misión es descubrir los ruidos extraños del bosque. Porque somos los vigilantes nocturnos del bosque».
Ramón Acín. Cornelio, Pancho, Simón y Yo (2016). Pamplona: Metaforic Club de Lectura, 2016; 33 pp.; ilust. de Daniel Esteve; ISBN: 9788416862009. Edición para Kindle, ASIN: B0721KNFF7. [Vista del libro en amazon.es]