El amuleto de Samarkanda, de Jonathan Stroud, es un relato bien escrito, divertido, intrigante… Desde algunos puntos de vista, es de lo mejor que he leído en la estela de Harry Potter. Pero lo cierto es que los préstamos de obras anteriores son tantísimos que todo parece ser un ensamblaje de piezas, un ensamblaje muy bueno, eso sí. La novedad está en un toque posmoderno realmente sabroso: las notas a pie de página a cargo de uno de los narradores tienen verdadera gracia y funcionan francamente bien.
22 junio, 2005