Hay álbumes vistos y leídos hace tiempo que, cuando los vuelves a ver al cabo de los años, te das cuenta de que son mucho más valiosos de lo que recuerdas. Esto, que me ha ocurrido muchas veces ya, se puede aplicar a Moncho y la mancha, de Kiko Da Silva, un álbum del que tenía una ficha de hace casi veinte años, y que se acaba de publicar en una nueva edición. Creo recordar que no lo elegí para incluirlo en Bienvenidos a la fiesta (libro) porque allí cité La memoria de los árboles, otro álbum compuesto con igual técnica: teatrillo de muñecos sobre distintos fondos, collages, elementos con texturas rugosas…
La historia cuenta que a Moncho le gusta dibujar y que lo pinta todo alrededor; que le regalan una caja de pinturas que le hace feliz y que un día ve, al levantarse, un papel con una extraña mancha negra; se propone averiguar qué podría ser, va preguntando a sus amigos y a conocidos, pero al fin es él mismo quien encuentra la respuesta. El relato en sí mismo está bien contado, con acentos poéticos, muestra bien el entusiasmo del niño por sus pinturas, y puede alinearse con otros que también presentan momentos en los que se produce un descubrimiento artístico inesperado a partir de algo muy sencillo —como El punto—, y con otros que presentan situaciones o figuras parecidas —El mejor libro para aprender a dibujar una vaca—…
Kiko Da Silva. Moncho y la mancha (2001). Pontevedra: Kalandraka, 2021; 48 pp.; col. Libros para soñar; ISBN: 978-8413430997. [Vista del álbum en amazon.es]