Las ediciones ilustradas de buenos relatos cortos de autores importantes vuelven a poner esas obras y esos escritores en un primer plano y ganan nuevos lectores para ellos. También son un desafío para los ilustradores que, normalmente, consiguen que los lectores que ya conocíamos el relato volvamos a leerlo bajo una nueva mirada y descubramos aspectos que no conocíamos o que habíamos olvidado. Viene todo esto a cuento de una nueva edición de Kashtanka, de Antón Chéjov, esta vez con imágenes de Rebeca Luciani. En mi caso he vuelto a disfrutar la narración sin lecciones del autor ruso: lo que se nos cuenta lo vemos a través de la mirada y del talante pacífico y estoico de Kashtanka (así llamada por su color: «kashtan» es castaña en ruso), que todo lo sufre sin valorar nada las cosas, que parece sorprendida por el mundo del circo al que llega pero que luego solo recuerda como si fuera un «sueño largo, confuso, pesado». Son excelentes las ilustraciones: varias de ambiente que van a sangre (varias tomas desde arriba), muchas recuadradas en las que vemos a Kashtanka o en las que se nos muestran las cosas tal como se le presentan a ella —sus compañeros el pato, el gato, la cerda—.
Antón Chéjov. Kashtanka (1887). Pontevedra: Kalandraka, 2021; 72 pp.; col. Siete leguas; ilust. de Rebeca Luciani; trad. de Natalia Morozova; ISBN: 978-8413430621. [Vista del libro en amazon.es]