Aunque su ambición y su potencia no sean equiparables a El último legado del rey Tsongor, una verdadera bomba, El sol de los Scorta, de Laurent Gaudé, es una magnífica novela. El autor cuenta con ritmo e intensidad crecientes las andanzas de unos personajes vigorosos, el primer Scorta y sus hijos, cuyas vidas se desarrollan sobre un escenario y en un pueblo del sur de Italia que también tienen categoría de protagonistas. Con descripciones sobrias y lenguaje rico, mediante sucesivas escenas de aire teatral, se plantea el inevitable destino de los hombres de luchar y de volver a empezar una y otra vez, se habla de vidas en las que se da una inextricable unión de bondad y maldad, de cinismo y de buenas intenciones, y se presenta la fuerza de una unión familiar que se cultiva en las dificultades y se disfruta en las alegrías sencillas de la vida… Al final, uno de los personajes hace balance y dice que la suya ha sido «una vida de cigarrillo. (…) Sólo viento y humo. (…) Tabaco convertido en humo. A eso se parece mi vida. Volutas de humo que se desvanecen en el aire». Sin embargo, el poso que deja el libro es otro y tiene más que ver con que los hombres somos incapaces de valorar con acierto el significado de nuestras vidas pues, como no tenemos instrumentos apropiados para medir lo que nos sucede, mejor es «no intentar simplificar los problemas», tal como dice uno de los curas de la novela.
Laurent Gaudé. El sol de los Scorta (Le soleil des Scorta, 2004). Barcelona: Salamandra, 2006; 237 pp.; trad. de José Antonio Soriano Marco; ISBN: 84-9838-053-7.