Dos aproximaciones filosóficas valiosas a la obra de Borges: El centro del laberinto y La eternidad de lo efímero, de Juan Arana.
Una idea del primer libro: «la literatura de Borges es incomparablemente variada y multiforme, pero no está tan carente de unidad como a primera vista parece: “Unos pocos argumentos me han hostigado a lo largo del tiempo; soy decididamente monótono”. Si alguna palabra hay que elegir para caracterizarla entre las que forman sus leitmotivs más notorios (laberinto, espejo, biblioteca, infamia, rosa, tigre, espada, etc.), yo escojo “eternidad”. La ha puesto en el título de uno de sus libros, pero en el fondo es el tema y el objetivo de todos ellos. Lo prueba la insistencia con que escudriña todas las doctrinas que la prometen; la tenacidad y optimismo con que combate a su enemigo, el tiempo; el denuedo con que modela, con el barro de sus versos y la colaboración de los protagonistas de sus cuentos, una idea de ella que quiere ser de todos, universal, hospitalaria, serena».
Una idea del segundo: apunta la concepción metafísica de la literatura que tenía Borges, su deseo de llegar a la verdad de las cosas a través de la verdad del arte, y afirma que la actividad literaria, que para «muchas personas puede representar un mero pasatiempo, un entretenimiento (…) o una forma de evadirse de las urgencias y angustias de la vida», para «otro colectivo, del que Borges forma parte, es mucho más que eso: una fuente de alegría, un camino por el que tal vez se encuentre la felicidad y el sentido de la existencia».
Juan Arana. El centro del laberinto: los motivos filosóficos en la obra de Borges (1994). Pamplona: Eunsa, 1994; 183 pp.; serie: Biblioteca NT, Lengua y literatura; ISBN: 84-313-1275-0.
Juan Arana. La eternidad de lo efímero: ensayos sobre Jorge Luis Borges (2000). Madrid: Biblioteca Nueva, 2000; 155 pp.; prólogo de Arturo Echavarría; ISBN: 84-7030-858-0.