La ciencia-ficción, si tiene calidad, es un género con un poder particular para suscitar reflexiones de calado: al colocarnos en un ambiente diferente y provocar pensamientos tipo «¿qué pasaría si…?», puede sacudirnos un poco. Es el caso de una buena narración de ciencia-ficción juvenil como El Dador de Lois Lowry, un relato que plantea con crudeza el dolor que siente un chico cuando descubre la incoherencia de los adultos y, sobre todo, de sus padres…, también cómplices de horribles crímenes en nombre de la estabilidad social y de las comodidades adquiridas.
30 junio, 2005