Ramón Gaya: «Las pinturas rupestres representan el mismo concepto de pintura que ha habido siempre, no puede haber otro concepto. La creación, claro, se va tiñendo de unas maneras diferentes en cada momento, pero se trata de un teñido, nada más. Pero los bisontes de Altamira son la misma pintura que la de Tiziano o que la nuestra, o tendría que serlo si no lo es. Se trata de un río inacabable que no podemos cortar». (…)
«La pintura viene como de un manantial originario, tiene sus formas, su dibujo, claro, pero esa corriente, ese río que es la pintura no puede ser interrumpido. El arte verdadero está unido a lo sagrado, como la vida misma. Como es en el caso de Velázquez, o de Fidias, no así en el de Kandinsky; y no hay que entender de lo sagrado para darse cuenta de que es así. Están todos los matices de la realidad, en el aire notamos colores, pero no se puede reducir todo a unos pocos colores.
Algunos encuentran reiterativo lo último mío, y no encuentran reiterativo a Miró o a tantos otros artistas modernos. El artista es reiterativo, el tema es siempre el mismo, lo raro sería lo contrario. En una ocasión dije: “Yo no me repito, insisto”».
Ramón Gaya. De viva voz. Entrevistas (1977-1998) (2007). Valencia: Pre-Textos, 2007; 402 pp.; selección y presentación de Nigel Dennis; ISBN: 978-84-8191-787-1.