En Confesiones de un padre sin vocación, José María Contreras Espuny cuenta cómo cambió su vida con motivo del nacimiento y crianza de sus dos primeros hijos. Es una narración excelente en la que ironiza contra sí mismo, con buen humor, y en la que se ve cómo consigue transformar sus contrariedades externas e internas en sonrisas, suyas y de los lectores. También muestra con simpatía el mundo y las bromas alrededor del joven matrimonio con hijos pequeños —«no le voy a decir que mis niños sean los más bonitos del mundo, aunque lo son, porque usted pensará lo mismo de los suyos, aunque no lo sean»—, y espolvorea oportunamente comentarios que desactivan las quejas con las que a veces nos justificamos —«ser apocalíptico es bastante llevadero y luce mucho, sobre todo cuando el apocalipsis se antoja improbable»—. Esta reseña del libro comenta con acierto que no estamos solo ante una «crónica cómica de una paternidad patosa», fantástica expresión, sino ante la exposición de «la paternidad de toda la vida, de la paternidad del hombre, tan distinta de la maternidad de la mujer, pero tan esencial como ella, aunque esté ahora tan acosada por la cursilería». Y esta otra explica más cosas.
José María Contreras Espuny. Confesiones de un padre sin vocación (2018). Madrid: Homo legens, 2018; 171 pp.; ISBN: 978-84-17407-38-4. [Vista del libro en amazon.es]