En Un cóndor en Madrid, de Paloma Muiña, un chico llamado Manu cuenta su amistad con Adriana, una niña ecuatoriana, vecina y compañera de clase, que está inquieta por el modo en que comporta su abuelo, desorientado en Madrid y con añoranzas de su tierra. Manu observa la situación y, aparte de ir aprendiendo cosas de Ecuador, según Adriana y su madre le van contando, va compartiendo con ellas la preocupación por el abuelo.
Relato que tiene calidez pues transmite un poco el desarraigo de algunas personas que han debido emigrar y se acerca con simpatía a las costumbres de la tierra de origen. Las pequeñas intrigas o tensiones que hay —un chico que acosa un poco a Manu y algo extraño que pasa en el ático de la casa de Adriana— le dan algo de consistencia a la trama pero los hilos importantes son el de la situación del abuelo y el de los sentimientos de Manu. La sencillez narrativa se altera en ocasiones (pocas) con frases poéticas que parecen difíciles de creer en un narrador como Manu.
Paloma Muiña. Un cóndor en Madrid (2014). Zaragoza: Edelvives, 2014; 134 pp.; col. Ala Delta; ilust. de Mercè López; ISBN: 978-84-263-9257-2. [Vista del libro en amazon.es]