No sé juzgar bien el valor de las adaptaciones de clásicos. Por un lado, para juzgar apropiadamente su mérito supongo que habrá que leerse con calma la adaptación y conocer excepcionalmente bien el libro adaptado. Por otro, habrá que pensar bien en los lectores concretos a los que se destina: entre ellos habrá distintos niveles de comprensión y distintas posibilidades futuras de llegar o no a conocer el original. Si hablamos de la formación escolar entiendo que, en cada caso, es a cada profesor a quien le corresponde hacer estas valoraciones.
Pensé sobre lo anterior, una vez más, y lo hablé con un amigo profesor, a propósito de una adaptación de El Cid, en forma narrativa, realizada por Geraldine McCaughrean y con ilustraciones de Victor G. Ambrus. Entiendo que para un público no español, como se preparó esta edición el año 1989, es un libro magnífico: porque su argumento como novela de aventuras es difícimente superable, porque la autora es una estupenda narradora, y porque el ilustrador es un maestro a la hora de presentar escenas de tipo medieval y, en concreto, para las imágenes con caballos. Pero, dada la naturaleza del relato, tan atractivo en sí mismo, y de la calidad de la edición, a mí también me parece una buena recomendación para muchos lectores españoles, y no sólo para escolares…
El Cid. Barcelona: Vicens Vives, 2013, 3ª ed., 3ª reimp.; 231 pp.; versión de Geraldine McCaughrean; ilustraciones de Victor G. Ambrus; introducción, notas y glosarios de Alberto Montaner; actividades de Concepción Salinas; ISBN: 978-84-682-0598-4. [Vista del libro en amazon.es]