Train Kids

Novelas de vida diaria (infantiles y juveniles)15 años: lectores jóvenes | Narrativa: Vida diaria | Novelas de vida diaria (infantiles y juveniles)
 
Train Kids

En el epílogo a Train Kids, su autor, el periodista alemán Dirk Reinhardt, cuenta que, para componerla, charló con muchas personas relacionadas con su tema: los chicos de países centroamericanos que atraviesan México en trenes hacia los Estados Unidos, y gente de distinto tipo que se relaciona con ellos.

Los protagonistas son un grupo de chicos que se conocen en la frontera entre Guatemala y México y deciden viajar juntos para intentar llegar a la frontera con Estados Unidos. Son Fernando, el mayor y el guía, pues ha intentado el viaje y el paso algunas veces; una chica disfrazada de chico llamada Jaz; Miguel, el narrador, que tiene catorce años; Emilio, un chico indígena, y Ángel, un chaval más pequeño que los demás. El relato va contando sus pasados, sus orígenes, los motivos que tienen para el viaje y a quién van a buscar en los Estados Unidos, mientras van sucediéndose los incidentes: deben evitar a los empleados del tren, a la Policía y a los funcionarios de la Migra (el Instituto Nacional de Emigración); tienen también que procurar escabullirse de quienes les desean robar el dinero que llevan, incluidos, en una ocasión, el cártel de los Zetas…

La narración tiene tirón: todo se cuenta bien y se sigue con interés. Al lector le queda claro el mundo tan difícil en el que viven quienes se embarcan en un viaje así, y no es necesario saber mucho del tema para entender que las cosas son, incluso, mucho peores. En ambos sentidos, como relato emocionante y como información que vale la pena conocer, es una lectura valiosa. Los defectos que se le pueden achacar se derivan de su condición de novela juvenil: algunos mensajes se refuerzan para que no se le olviden al lector y es artificial, aunque sea eficaz, el modo de ir dando toda la información.

En relación a lo primero un ejemplo se da cuando el narrador se pregunta cosas como «¿de dónde saca la gente el derecho a llamarme extranjero? ¿Por no ser de aquí, debería volver al lugar de dónde vengo? ¿Por qué razón puede decir alguien que un país es suyo?». Otro, cuando se insiste, varias veces, en ideas novelescas cuando, por boca de Jaz, se dice que, «al final, lo que nos quedará será lo que vivamos durante el camino»…

En relación a lo segundo está forzado el personaje de Fernando: por medio de las cosas que cuenta y de las advertencias que hace se van dando las aclaraciones oportunas. Así, logran atravesar Chiapas gracias a la protección que les presta un amigo de Fernando, perteneciente a una «mara» cruel, y Fernando les explica por qué la policía mira hacia otro lado cuando les ven con él: «si le haces daño a un mara, mejor que ese mismo día hagas testamento porque no vas a vivir mucho más».

Aunque suavizados. no faltan momentos de crueldad e incluso, al final del trayecto, se apuntan comportamientos pervertidos. No abundan pero no faltan situaciones de alivio: en Tapachula les protege de la policía el párroco de una iglesia en la que entran, un personaje inspirado en un sacerdote que regenta un albergue para emigrantes, a quien cita el autor en su epílogo. Ahora bien, cuando poco después, un viejo les engaña y les roba, es al sacerdote a quien Fernando culpa de todo: «no tengo nada contra él, es una buena persona, pero el problema es que cuando te encuentras a alguien así, empiezas a confiar en la gente. Y ese es el peor error que puedes cometer. Estás perdido si confías en los otros, sin conocerlos. Me podéis creer: si no hubiéramos conocido al padre, el viejo no nos habría engañado».

Dirk Reinhardt. Train Kids (2015). Lleida: Milenio, 2016; 364 pp; col. Nandibú; trad. de Montserrat Franquesa Gòdia; ISBN: 978-84-9743-731-8. [
Vista del libro en amazon.es]

21 octubre, 2016
Imprimir

Related Posts

Comments are closed.