Nieve en otoño, de Irene Nemirovsky, es un relato breve, que se podría equiparar con los de Joseph Roth que hablan del desmoronamiento del mundo de entreguerras para muchos, y que, como dice con acierto la contraportada, tiene aires chéjovianos.
Comienza cuando los hijos mayores de la familia de la nobleza rusa en la que lleva sirviendo muchos años la protagonista, Tatiana Ivanovna, se marchan a la guerra. Luego, estalla la revolución. Termina cuando esa familia malvive en un piso de París, pobremente pero gracias a Tatiana, que no se acostumbra ni a la forma que tienen de vivir ni al nuevo clima.
El relato parece sencillo, y lo es, pero está bien construido y es intenso: aunque cuenta pocas cosas están bien elegidas y, en cada una, se presta atención a los detalles. Su objetivo es mostrar el sufrimiento y el desarraigo de la protagonista contra el telón de fondo de unos aristócratas al principio pudientes y siempre inconscientes. Pero, me parece a mí, el principal interés de la narradora está en mostrar cómo, al fin, son los humildes y compasivos quienes mantienen viva la humanidad.
Irene Nemirovsky. Nieve en otoño (Les mouches d’automne, 1931). Barcelona: Salamandra, 2010; 93 pp.; trad. de José Antonio Soriano Marco; ISBN: 978-84-9838-310-2.