Barcelona: Ediciones B; 1994; 216 pp.; col. Hora Cero; trad. de Sonia Tapia; ISBN: 84-406-4225-3; agotado.
Comienzos de los 70, pueblecito veraniego en Maine, costa atlántica de los EE.UU. Charles Nordstadt, o Chuck, tiene trece años y él mismo cuenta que siempre tuvo muchos problemas en casa, que su madre se ha casado varias veces, y que sus hermanastras, Gloria la mayor y Meg la pequeña, son listísimas pero él siempre fue el tonto de la familia. Aquél verano decide estudiar para poder ingresar en un colegio, marcharse de casa y perder de vista a su madre y a Gloria. «Facilitó las cosas que no estaba mi amigo Joey Rodman, que iba a mi mismo colegio de Nueva York y con el que estaba unido por el cociente intelectual. Y su caso era incluso peor que el mío porque, como él dice, si eres judío con un cociente intelectual chungo, lo tienes pero que muy crudo. La familia lo considera una desgracia sólo superada por la conversión al cristianismo». Animado por Meg, su listísima hermanita, Chuck recurre a un vecino misterioso y solitario a causa de la deformidad de su cara, de nombre Justin McLeod, que resulta ser un profesor de una clase que había olvidado.