Irritado porque Julio César ha comentado que los belgas son los más valientes de todos sus adversarios, Abraracúrcix quiere retarlos. Le acompañan Astérix y Obélix. El escándalo hace que Julio César se desplace a Bélgica para ponerse al frente de sus tropas. Su irritación es enorme cuando le piden que haga de árbitro entre galos y belgas. Pero en la batalla final, sus tropas son humillantemente derrotadas y «corren sin cesar». Será el momento en que César exclamará «veni, vidi y no creo lo que vidi». Astérix y Obélix se ven las caras, nuevamente y por última vez, con Julio César. Belgas y galos se reconcilian en un banquete, escena que Peter Brueghel el Viejo inmortalizará en un famoso cuadro.
16 julio, 2008