Para curar a un tesorero romano, Panorámix pide a Astérix y Obélix que vayan a buscar flores Edelweiss. Viajan a Geneva, Ginebra, donde el gobernador local celebra grasientas y ruidosas orgías en las que las marmitas rebosan queso fundido. Huyendo de los romanos, Astérix y Obélix participan en una convención internacional de jefes de tribus; abren una cuenta para tener acceso a los inviolables cofres de un banco; conocen los cantos tiroleses y a Guillermo Tell y su hijo; y Astérix inventa la cordada para escalar. En el festín del final, por primera vez es invitado un romano.
16 julio, 2008