KINNEY, Jeff

KINNEY, JeffAutores
 

Escritor norteamericano. 1971-. Nació en Fort Washington, Maryland. Dibujante, diseñador de juegos online. Comenzó a publicar episodios de su personaje Greg el año 2004 en la red y tuvieron un gran éxito, por lo que más tarde comenzó una serie de libros que, hasta el año 2012, han vendido unos cuarenta millones de ejemplares.


DIARIO DE GREG
Los libros que componen la serie —sin contar dos más que son un «hágalo usted mismo» y un diario de la película que se ha hecho a partir de los relatos—, de momento, son: Un pringao total (Diary of a Wimpy Kid, 2007); La ley de Rodrick (Rodrick rules, 2008); ¡Esto es el colmo! (The Last Straw, 2009); Días de perros (Dog Days, 2010); La cruda realidad (The Ugly Truth, 2010); ¡Atrapados en la nieve! (Cabin Fever, 2011). Barcelona: Molino, 2008, 2009, 2009, 2010, 2010, 2012; 218 pp.; trad. de Esteban Morán; ISBN: 978-84-98672220; 978-84-98674019; 978-84-27200074; 978-84-27200302; 978-84-27200692; 978-84-272003204.

La narración de los sucesivos libros sigue un hilo cronológico aunque continuamente vuelve atrás para contar sucesos del pasado. Los dos primeros abarcan el primer semestre de un curso escolar, cuando Greg tiene unos 12 años; el tercero es el segundo semestre; el cuarto es el peor verano de Greg; el quinto es su vuelta a clase; el sexto abarca desde noviembre hasta Navidad. La tipografía finge ser la de una escritura a mano en un diario. El narrador salpica y completa su narración, en cada página, con unos dibujos sencillos de los personajes, como monigotes: con ellos a veces se añade un juego irónico pues pueden decir cosas que no están en el texto o incluso lo contrario de lo que dicen las palabras.

Greg está obsesionado con los videojuegos y su personalidad es como la de Calvin: un chico espabilado y egoísta que sólo piensa en sí mismo y encuentra siempre formas de justificarse —el día de año nuevo, por ejemplo, piensa en qué propósitos puede hacer: «el caso es que me resulta difícil pensar en alguna forma de mejorar, porque de hecho ya soy una de las mejores personas que conozco»—. Su padre, una buena persona, no es siempre coherente, de lo que Greg se aprovecha. Su madre, antigua profesora de preescolar, está totalmente convencida de la eficacia de sus métodos educativos dialogantes, y no tiene ni un atisbo de su total incomprensión del mundo propio de un niño. A su hermano pequeño se le consienten cosas que a Greg no y su hermano mayor es un auténtico delincuente que no le pasa una. La relación con su mejor amigo, un chico torpe pero adinerado llamado Rowley, sufre vaivenes. Se suceden episodios típicos: fiesta de Hallowen, representación escolar, frustración por los regalos de Navidad, etc.



Relatos con golpes de humor continuos que, algunas ocasiones, son desternillantes. No es que siempre suban el nivel, e incluso alguna vez claramente lo bajan, pero, por lo menos, a Greg le repelen ciertas formas groseras de comportarse (sobre todo cuando la víctima es él, claro). Una de las razones de su éxito entre lectores niños, y no niñas, se debe a un asunto sencillo: la perspectiva es la de un chico varón, que actúa como tal y que se bandea como puede ante los modos educativos de su madre y de sus profesores. Y precisamente aquí está una de las razones de su interés: las narraciones muestran, sin concesiones, cómo las teorías educativas, en especial las malas, marcan el curso de muchas actuaciones y cómo los chicos, aunque a veces sea confusamente, perciben la estupidez de algunas cosas que se les dicen o se les mandan.

Así, Greg cuenta cómo en el instituto, todos los años les ponen la película «Es estupendo ser uno mismo»: «viene a decir que está bien ser como eres y no tienes por qué cambiar. Para ser sincero, me parece un mensaje estúpido para transmitir a los chicos, en especial a algunos». Otra vez, a propósito de la asignatura Salud Avanzada, «que incluye material de alto secreto para el que por lo visto hasta ahora no se pensaba que estuviéramos preparados», señala que no va a describir el video que les pusieron, «porque era bastante asqueroso. En realidad, parte de ese material no tiene demasiado que ver con un aula de clase».

En algunos momentos hace notar la insistencia de su madre en que su padre, su hermano Rodrick y él hagan cosas juntos para «crear “vínculos afectivos” entre los tres», sin comprender que no están hechos para esa relación de «coleguismo», lo que produce «situaciones realmente incómodas». Cuando sus padres le mandan a la piscina municipal, «una de las experiencias más traumáticas de mi vida», y los dibujos le muestran a él rodeado de tipos mayores en las duchas, se comprende bien que diga: «no veo por qué mamá y papá se molestan en protegerme de las películas de terror y cosas así, si luego permiten que me exponga a algo mil veces más horroroso».

En el sexto libro se critican los programas para evitar el acoso escolar, los excesos de medidas de control y de seguridad en los patios de juego, y se vuelve a una idea interesante: cómo con frecuencia los educadores intentan que los chicos lean con procedimientos más bien contraproducentes. En el libro cuarto se habla de un club de lectura para los chicos del barrio que monta la madre de Greg con el lema «leer es guay» y Greg dice que los profesores están siempre intentando que lea libros e «incluso tienen un programa en el que si lees un “clásico” en tu tiempo libre te dan como premio una pegatina, una hamburguesa o algo por el estilo». En el sexto, la madre de Greg le consigue un cómic que, supuestamente, ha sido firmado por su autor con la siguiente dedicatoria para Greg: «¡Los lectores son triunfadores! Sigue leyendo y tus sueños llegarán a hacerse realidad. Tu colega, Kenny». De más está decir que Greg acaba descubriendo que su madre fingió la firma del dibujante…

Otros libros más de la serie: Buscando plan…, Carretera y manta.


30 enero, 2013
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