IONESCU, Ángela C.

IONESCU, Ángela C.Autores
 

Escritora española. 1937-. Nació en Bucarest, de padre español y madre rumana. Doctora en Filosofía y Letras. Colaboró en programas infantiles de televisión. Autora de varios libros infantiles.


De un país lejano
Barcelona: Labor, 1985; 153 pp.; col. Labor bolsillo juvenil; ilust. de María Ángeles Tomás; ISBN: 84-335-8453-7; agotado.
Donde duerme el agua
Barcelona: Labor, 1987, 7ª ed.; 131 pp.; col. Labor bolsillo juvenil; ilust. de Néstor Salas; ISBN: 84-335-8402-2; agotado.

Quince, siete y trece relatos cortos componen, respectivamente, cada uno de estos tres libros, que manifiestan la sensibilidad y sentido poético de la autora, su capacidad de despertar sentimientos de afecto y amistad, de bondad y cortesía, de amor a la naturaleza.

Los relatos de De un país lejano tratan sobre objetos, plantas y animales que cobran vida, donde los conejos bromean y los erizos se disculpan, y sobre chicos simpáticos como Cho, el grumete, el muchacho más ágil de todos los puertos del mundo. Cada relato tiene un título y un fin. Así, el cuento sobre Iñaqui, un chico a quien todos llaman Cho, el grumete se subtitula «Para que no te quedes atrás»; el propósito de De un país lejano, sobre una niña de otro lugar que juega con otros chicos, es «Para que vuelvas»…

Las historias de Detrás de las nubes pretenden, dice Ionescu, «averiguar qué se esconde detrás de lo que se presenta como corriente», y hablan de un globo que vuela Detrás de las nubes, en Clípiti clap, clípiti clap de un niño que vive una aventura en el Oeste, de la tristeza del hombre que cuida El tiovivo

Mis preferidos entre los del tercer libro son ¿Has ido al cine?, una pequeña historia de intriga familiar; Pastel de chocolate, el relato de amistad entre una chica y un chico a los que no asustan las cucarachas ni las lagartijas; y Donde duerme el agua, una mágica evocación-recreación de una famosa escena de El viento en los sauces: aquí es un chico el que anda y anda hacia el Sur… y finalmente vuelve a casa, al valle donde duerme el agua, y se nos dice que «no había pisado tierra tan suave, que no cansara los pies, que reconociera los pasos, como la tierra de su casa. Porque en ningún sitio había respirado tan tranquilo ni había latido su corazón tan en calma como en su casa».

El silencio y el ruido

¡Ssss…!, «Para que duermas bien», explica los trabajos del Silencio para que todo facilite la llegada del sueño:

«¡Sss…!… —le hacía a todos llevándose un dedo a los labios y señalando al niño. Sus pasos eran suaves y sus movimientos se parecían a los movimientos de las nubes. En cuando a su voz, por mucho que os hubierais esforzado, os hubiera sido imposible oírla. Se sentó, por fin, en una silla, y en el momento de arrastrarla y de acomodarse en ella, tampoco se oyó nada. El Ruido se echó al lado de la chimenea para descansar. El Silencio y el Ruido eran primos. No es que estuvieran enfadados pero pocas veces hablaban.

—Me haces daño cuando hablas. ¡Qué estrépito organizas! —se quejaba el Silencio.

—Y yo a ti no te entiendo nada. Parece como si no tuvieras voz —solía contestarle el Ruido».


1 marzo, 2011
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