PEARSALL, Shelley

PEARSALL, ShelleyAutores
 

Escritora norteamericana. Nació en Ohio. Se graduó en Educación en 1989. Fue profesora. Trabajó como historiadora en varios museos. Autora de varias novelas.


El proyecto Tetraedro
Madrid: Editex, 2009; 205 pp.; col. Libros de mochila; ilust. de Javaka Steptoe; trad. de Cristina de la Cerda; ISBN: 978-84-9771-636-9.

Colegio marginal en Cleveland. Cansado de sus inútiles esfuerzos por enseñar matemáticas, el señor Collins propone a su clase batir un record Guiness: construir un gran tetraedro a base de más de quince mil tetraedros pequeños. Cada capítulo se titula con el nombre del personaje que habla: el mismo profesor Collins, sus alumnas Rhondell y Sharice, sus alumnos James Harris III y Marcel, y, ocasionalmente, algún otro personaje adulto como el padre de Marcel o la tía de Rhondell. Con distintas perspectivas vemos cómo los chicos, y algunos adultos, se van involucrando en el proyecto, conocemos las vidas familiares y las ambiciones de los chicos: Rhondell es seria, lista, y aspira a ir a la Universidad; Sharice vive con su quinta madre de acogida y, como es fácil suponer, tiene muchos problemas; James Harris es un buen dibujante pero es muy pendenciero y tiene un hermano con problemas de drogadicción; Marcel es el hijo de un antiguo combatiente de Vietnam cuyo negocio es un restaurante-barbacoa.



Novela entretenida y bien hecha. En ella se ve cómo un un buen narrador puede hacer que pasemos por alto muchos defectos de un relato: en este caso debido a una buena elección de lo que se cuenta y lo que se deja fuera, y al mismo hecho de optar por una narración que podríamos llamar esquemática. Es decir: al lector le acaban interesando tanto las historias y los motivos de los personajes como la curiosidad por saber cómo terminará todo, y el narrador tiene la picardía de no aburrirle con nada más.

La historia misma es un tetraedro: cuatro personajes principales, cuatro diferentes puntos de vista para contar las cosas, y cuatro motivos distintos para unirse al proyecto y para vencer las dificultades que tienen. La narración es sobria, pues se ciñe por completo a los hechos y no se añaden otras cosas (no se citan programas de televisión o canciones o gadgets tecnológicos, por ejemplo); cada personaje tiene su propia voz y son convincentes las apreciaciones que hacen tanto el profesor como los chicos, acerca de la vida colegial y de sus miedos y deseos futuros; las relaciones entre los chicos y el profesor no están falseadas y el final es optimista pero completamente honrado.

Es cierto que el objetivo que se proponen los chicos parece un poco tonto, y por esa razón uno puede pensar que no merece la pena tanto esfuerzo, pero también es verdad que la idea misma de batir un récord (aunque sea estúpido) sí es una idea que mueve a muchos. Y lo que la historia presenta bien es cómo un proyecto común facilita las ocasiones de tratarse y, por tanto, de hacerse cargo de los problemas de los otros y de abrir oportunidades para que surja la comprensión mutua y, de ahí, la amistad. Una nota final de la autora explica la base real que tiene su novela.


29 septiembre, 2010
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