Seudónimo del escritor español Joaquín Robles Soler. 1895-1983. Nació en Robledo de Chavela. En los años 20 comenzó a escribir cuentos humorísticos. Desde su primer libro infantil, en 1930, se sucedieron más relatos y frecuentes colaboraciones en distintas publicaciones para niños. Exiliado en México desde 1936, regresó a España en 1972. Falleció en El Escorial.
La bruja doña PazValladolid: Miñón, 1981; 69 pp.; col. Las Campanas; ilust. de
Asun BALZOLA; ISBN: 84-355-0707-6; agotado.
«Doña Paz había nacido bruja, pero ella no tenía la culpa», en un campanario tenebroso, lleno de murciélagos. Las demás brujas intentan que, como ellas, se aficione a la oscuridad, pero a Paz, desde pequeña, le gusta la luz. El ejemplo de Paz incluso convence a su madre, doña Quica, de que «es mejor vivir pacíficamente que andar siempre pensando en hacer el mal y asustar a las personas». En una de sus correrías, Paz conoce a seis chicos, Lucero y Girasol (amarillos), Chocolate y Jilguero (negros), y Violín y Clavel (blancos). Con ellos, trama un plan para poner fin a una guerra.
Cuento largo que hace patente la «alegría seria» y la «seriedad alegre» que caracterizan al autor, y pone de manifiesto que la originalidad no está reñida con la sencillez. Con palabras de doña Paz, a quien desagrada que se compren juguetes bélicos a los niños, Antoniorrobles quiere dejar claro que «las guerras, se ganen o se pierdan, no se acaban jamás: los que las pierden se quedan odiando a los vencedores, y ese odio es como una guerra triste y silenciosa». Y es que, como dice Jaime García Padrino en la introducción a otra obra del autor, El señor que se comió un mundo, «fantasía y verdadera bondad eran los materiales combinados, con habilidad, por la imaginación de Antoniorrobles. Fantasía a partir de elementos reales y cotidianos. […] Bondad bien entendida, sin ñoñerías, sin exageraciones sensibleras». Méritos a los que hay que añadir que, para su época, el autor fue innovador en el modo de abordar estos cuentos de fantasía disparatada que pueden ser calificados de surrealistas.
Otras obras
Otras colecciones de relatos cortos del autor también merecen ser conocidas. Conviene advertir que los lectores actuales pueden tener dificultad para conectar con ellos debido a que ciertos aspectos formales, como las referencias costumbristas, familiares para los niños de su época, acusan el paso del tiempo. Así, el autor se dirige al lector con un «tú, querido lectorcito»; o, por ejemplo, comienza El Balón de los Reyes Magos, uno de sus cuentos en orden alfabético situado en la F de Fútbol, con: «Veloz era el extremo izquierdo de la Gimnástica Acometividad». Pero pueden resultar óptimos si, al contarlos, son transformados de acuerdo con la mentalidad de los oyentes:
—26 cuentos en orden alfabético (1930; tres libros). Barcelona: La Gaya Ciencia, 1981, 2ª ed.; 114, 136 y 124 pp.; ilust. de Pilarín Bayés; col. Moby Dick, Biblioteca de bolsillo junior; ISBN: 84-7080-600-2, 84-7080-599-1, 84-7080-600-2.
—El señor que se comió un mundo (diez cuentos de 1929-34). Barcelona: Noguer, 1987, 2ª ed.; 137 pp.; col. Mundo Mágico; ilust. de Viví ESCRIVÁ; introd. de Jaime García Padrino; ISBN: 84-279-3368-1.
—Cuentos de “El perro, el ratón y el gato” (seis cuentos de 1930-31). Madrid: Susaeta, 1990; 104 pp.; col. Las Campanas; ISBN: 84-305-6165-X.
—Rompetacones (ocho cuentos de 1939). Madrid: Siruela, 1994; 140 pp.; col. Las Tres Edades; ilust. de Peinador; ISBN: 84-7844-227-8.
Bibliografía:
—Nuestro Antoniorrobles. Madrid: Asociación Española de Amigos del Libro infantil y juvenil, 1996; 238 pp.; col. Temas de Literatura Infantil; ISBN: 84-920672-4-1.
—La cita de Jaime García Padrino figura en la introducción a El señor que se comió un mundo.
—Más información en la Biblioteca Virtual Cervantes.
13 julio, 2010