Seudónimo del escritor italiano Luigi Bertelli. 1858-1920. Nació y falleció en Florencia. Funcionario, periodista político. Escritor para niños cuando empezó a educar a sus hijos. Promotor del primer periódico para niños italiano, el Giornalino della domenica, en el que colaborarían muchos autores importantes (AMICIS, SALGARI, entre otros), y que se publicó desde 1906 hasta 1911.
El diario de Juanito TorbellinoMadrid: Anaya, 1999; 266 pp.; col. Tus Libros; ilust. del autor; trad. y apéndice de Mercedes Corral; ISBN: 84-207-9073-7. En la red se puede leer la
edición original.
Diario del niño Juanito Stoppani, publicado por entregas en el Giornalino della domenica, durante dos años, y en forma de libro en 1912. Más de cien ediciones prueban la eficacia de su sentido del humor un poco bruto y que a veces resulta cruel. No hay pausa en las travesuras del pequeño Juanito, hechas unas veces sólo por curiosidad, otras con verdaderos deseos de fastidiar, y otras con la inconsciencia de quien quiere que resplandezca la verdad…
Vamba, seudónimo tomado del bufón que aparece en Ivanhoe, rompe con la tradición de libros moralizantes italianos como Pinocho y Corazón, e inaugura los libros sobre niños que critican a los adultos y cuyo mensaje de fondo es que la formación moral de los niños es imposible sin la formación moral de los mayores. El autor pretende sobre todo satirizar comportamientos (del político oportunista, del médico aprovechado, de la chica que sólo quiere pescar marido…), y poner al descubierto el doble lenguaje y la doble moral que tantas veces emplean los adultos. Realiza una crítica feroz del autoritarismo y de la hipocresía, pero también quedan al descubierto los prejuicios clasistas del autor, que juzga despiadadamente a la gente de niveles sociales inferiores. Son divertidas hasta la hilaridad algunas escenas; otras, la misma gravedad de las consecuencias borra las ganas de reír las diabluras de Juanito.
Siempre la misma canción
Después de una gamberrada en el colegio, Juanito es llamado a presencia del director para recibir la correspondiente reprimenda:
«He estado todo el tiempo con la cabeza baja y he dicho que sí a todo; pero al final me he hartado de hacer el imbécil, cuando el director ha dicho con los ojos desorbitados detrás de sus lentes y resoplando:
—¡Qué vergüenza! ¡Mira que poner un apodo a un profesor que se sacrifica por vosotros!
—¿Y yo qué? —he contestado— ¡A mí todos me llaman Juan Torbellino!
—¡Te llaman así porque eres peor que el granizo! —ha exclamado mi madre.
—¡Y además tú eres un niño! —ha añadido el profesor.
Siempre la misma canción: los niños deben respetar a todo el mundo, pero nadie está obligado a respetarlos a ellos…
Y a esto lo llaman razonar. ¡Y con eso creen que nos convencen y nos enmiendan!»
24 febrero, 2010