Escritor italiano. 1846-1908. Nació en Oneglia, Piamonte. Fue soldado, luego periodista, más tarde se dedicó por completo a la literatura. Fue elegido diputado en 1898. Falleció en Bordighera, Liguria.
CorazónMadrid: Gaviota, 2001; 240 pp.; col. Biblioteca universal de clásicos juveniles; ISBN: 84-392-0903-7. Otra edición en Madrid: Anaya, 1990; 256 pp.; col. Laurín; ilust. de
Arnaldo Ferraguti,
E. Nardi,
A. G. Sartorio; trad. de Hermenegildo Giner de los Ríos; apéndice y notas de María Teresa Navarro Salazar; ISBN: 84-207-3606-6; agotado. Con iguales ilustradores, nueva edición en Madrid: Gádir, 2009; 365 pp.; col. El Bosque Viejo; prólogo de Luis Mateo Díez; trad. de Elena Martínez; ISBN: 978-84-96974-15-9.
Nueva edición en Madrid: Alianza, 2015; 352 pp.; col. El libro de bolsillo; trad. de Esther Benítez; ISBN: 978-8491040316. [
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Con forma de un diario que abarca un curso académico, el narrador, Enrique Bottini, cuenta su vida en la escuela municipal a la que asiste. Se mezclan las historias de sus compañeros, las cartas con consejos que le envían sus padres y los cuentos moralizadores y ejemplares que el maestro les manda copiar y leer luego en clase.
Amicis escribió su libro como texto para las lecturas escolares de la época. De ahí el fervoroso sentimiento patriótico, lógico en la época de la unificación italiana y la guerra contra Austria, y los elogios desmedidos a personajes como Garibaldi, Cavour, Mazzini, etc., cuyo comportamiento tuvo no pocas sombras. Este punto resta interés al libro para otros públicos distintos al italiano.
Otro rasgo que marca Corazón es su melodramatismo: en cada episodio siempre hay quienes lloran a lágrima viva o se conmueven hasta estremecerse, y la emoción se desborda página tras página inundando a todos: padres, madres, hijos, viandantes… y lectores. Otros reproches son los contrastes entre las simpatías igualitaristas del autor y el conformismo que muestran los desfavorecidos por la fortuna; entre su visión cristiana de fondo de la vida y la ausencia de lo religioso en la realidad cotidiana de sus personajes. No obstante, con el recurso de hacer del aula una sociedad en miniatura y que cada personaje represente una situación en la vida y una virtud o un defecto determinado, Amicis consigue, detrás de las lágrimas, inculcar sentido de la justicia y ser eficaz al plantear reivindicaciones sociales.
En el registro de cualidades, hay que sumar a favor de Corazón su estilo fresco, claro, sencillo y, a la vez, apasionado, sin nada de afectado o de morboso. Amicis utiliza la piedad como resorte infalible para enganchar a sus lectores. No engaña con sus propósitos: busca, en todo momento, avivar el sentimiento del amor al prójimo; no disfraza la dureza de la vida, al contrario, pero la suaviza con comportamientos dulces. Habla y estimula constantemente los deseos de mejorar, que siempre los identifica con tener buen corazón; y señala, una y otra vez, que no tener corazón es lo peor que puede suceder.
Los cuentos que jalonan la historia, utilizados por el maestro para la educación patriótica de sus alumnos, están siempre protagonizados por jovencitos valientes y modélicos de distintas regiones italianas. El relato titulado De los Apeninos a los Andes, quizá la historia más conocida, es el proceso de maduración de Marco, un chico genovés, a través de incontables reveses.
Piensa en los innumerables niños…
Amicis busca exaltar las figuras de la madre, del padre, del maestro —«después del de padre, el de (maestro es el nombre) más noble y dulce que un hombre puede dar a otro»—; e inculcar en sus lectores la necesidad de las virtudes cívicas: «Respeta la calle. La educación de un pueblo se juzga, ante todo, por el comportamiento que se observa al ir po
Se subraya una visión optimista y esperanzada de la necesidad y de la importancia de la educación. El padre de Enrique Bottini dirá a su hijo: «Piensa en los innumerables niños que a todas horas acuden a la escuela en todos los países; contémplalos con la imaginación yendo por las tranquilas y solitarias callejuelas aldeanas, por las concurridas calles de la ciudad, por las orillas de los mares y de los lagos, tanto bajo un sol ardiente como entre nieblas, embarcados en los países surcados por canales, a caballo por las extensas planicies, en trineos sobre la nieve, por valles y colinas, a través de bosques y torrentes, subiendo y bajando sendas solitarias montañeras, solos, o por parejas, o en grupos, o en largas filas, todos con los libros bajo el brazo, vestidos de mil diferentes maneras, hablando en miles de lenguas. Desde las últimas escuelas de Rusia, casi perdidas entre hielos, hasta las de Arabia, a la sombra de palmeras, millones de criaturas van a aprender, en cien diversas formas, las mismas cosas; imagínate ese tan vasto hormiguero de chicos de los más diversos pueblos, ese inmenso movimiento del que formas parte, y piensa que si se detuviese, la humanidad volvería a sumirse en la barbarie. Ese movimiento es progreso, esperanza y gloria del mundo».
18 marzo, 2009