LONGFELLOW, Henry Wadsworth

LONGFELLOW, Henry WadsworthAutores
 

Escritor norteamericano. 1807-1882. Nació en Portland, Maine. Traductor, bibliotecario, profesor de Lenguas Modernas en Harvard. Condiscípulo de HAWTHORNE, amigo de Washington IRVING. Viajó varias veces a Europa. En 1854 dejó sus otras ocupaciones para dedicarse plenamente a la literatura. Su producción es considerable: ensayo, poesía, novela, obras de teatro, traducciones de poemas a partir del español, del alemán, del italiano, del francés… En su tiempo fue un poeta muy apreciado por el público, consideración que cambió notablemente después. Falleció en Cambridge, Massachusetts.


El canto de Hiawatha
Mallorca: Olañeta, 1992; 147 pp.; col. Hesperus; ilust. de Frederic Remington; trad. y prólogo de Jordi Quingles; ISBN: 84-7651-063-2. En la red se puede consultar la edición original con las ilustraciones de Remington.

Poema narrativo sobre Hiawatha, una especie de rey, sabio y profeta, que habita en las regiones lacustres de Michigan, hacia el siglo XVI. Su misión, encomendada por el Gran Espíritu, es enseñar el camino de la paz a las distintas tribus indias.



El canto de Hiawatha es uno de los tres largos poemas narrativos de Longfellow sobre temas nacionales de su país, con los que creará una especie de mitología e influirá mucho en la imaginación popular y en el concepto que los norteamericanos tendrán de su pasado. La versión castellana que conozco y cito es una versión libre en prosa cuidada, que intenta reproducir los paralelismos y repeticiones que el poeta toma de los cantos épicos nórdicos en los que se inspira, del Kalevala finlandés sobre todo. Basándose en las investigaciones de algunos eruditos, Longfellow trata sobre distintas tradiciones mitológicas de los indios norteamericanos. Así, contará que Hiawatha saldrá de viaje «vestido con camisa y polainas de piel de gamo, ricamente adornado con plumas de ave y wampum (cuentas de conchas). En la cabeza llevaba sus plumas de águila, ceñía su cintura un cinturón de wampum; en la mano llevaba su arco de madera de fresno, tensado con tendones de reno. En la aljaba llevaba flechas de roble, con punta de jaspe y provistas de plumas. Y llevaba puestos sus mitones, Minjekahwun, y sus mocasines encantados». Como se ve, será un precedente de grandes jefes indios: no salvajes sanguinarios y primitivos, sino hombres sabios y valientes.


3 febrero, 2009
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