Artista japonés. 1760-1849. Nació en Tokyo. Falleció en Yeddo. Renovador y cumbre de una técnica de grabado en madera que, introducida en Japón desde China, fue habitualmente utilizada para representar escrituras e imágenes budistas y para la confección de libros ilustrados. Al menos desde el siglo VIII, fecha del grabado más antiguo que se conserva hoy, la popularidad de este arte fue creciendo, hasta convertirse en una forma representativa del arte japonés. Después de Hokusai, e influidos por los grabados europeos que llegaron al Japón desde los siglos XVII y XVIII, muchos artistas japoneses abandonaron los motivos tradicionales de su arte y eligieron representar escenas de la vida popular. Estas estampas japonesas se dieron luego a conocer en Occidente en el siglo XIX, con ocasión de las renovadas relaciones comerciales del Japón con Occidente, y sorprendieron no sólo por su exotismo, sino también por el empleo de los colores planos y por la audacia de su concepción, pues representan la realidad de modos insólitos y bajo ángulos insospechados que descartan simetrías o aprovechan las curvas de un modo desusado. Fueron los pintores impresionistas, Edgar Degas sobre todo, quienes más aprovecharon estas posibilidades. Esa influencia llegó a muchos ilustradores del XIX y, más adelante, a HERGÉ y muchos autores de cómic, medio en el que podemos ver imitadas una y otra vez muchas composiciones de Hokusai.
Hokusai «creó el lenguaje del paisaje japonés, en parte siguiendo o adaptando los modelos occidentales, en parte inventando él mismo un lenguaje visual. Hasta ese momento, el artista japonés jamás había dibujado nubes, sólo brumas. Hokusai introdujo las formaciones de nubes siguiendo el esquema occidental y combinó nubes con brumas. También aprendió de las láminas occidentales cómo transmitir la perspectiva de profundidad, cómo sacar provecho del sombreado y cómo dibujar sombras. (…) Los esfuerzos de Hokusai por conseguir que en Japón se apreciaran los paisajes comenzaron a surtir efecto a principios de la década de 1830, cuando sus Treinta y seis vistas del monte Fuji (en realidad cuarenta y ocho láminas) se publicaron con gran éxito». Entre las obras que siguieron a esa se pueden destacar Mil imágenes del Océano, en 1833 y Cien vistas del monte Fuji en 1835. «Su Gran Ola, que pintó en diversas formas, se convirtió en su imagen más famosa».
Además, junto con sus ayudantes, «Hokusai se embarcó en una empresa formidable: enseñar a dibujar al japonés de clase media y media-baja. Sus dibujos instructivos, que terminarían por llenar quince volúmenes, se conocen como Manga o “bocetos al azar”». Los trece primeros se publicaron entre 1812 y 1850, un año después de la muerte de Hokusai, y los dos últimos aparecieron después y tienen poco que ver con él. En esos volúmenes se contienen figuras humanas, animales, pájaros, insectos, flores, peces, paisajes, vistas marinas, barcos y balsas; arquitectura sacra, escenas del kendo (lucha con espadas de madera), paisajes, gente en sus oficios, fantasmas, ríos, etc. Se puede afirmar que «Manga constituye una de las mayores compilaciones artísticas jamás producidas, abarcando más de cuarenta mil imágenes de una amplia variedad de temas».
Bibliografía:
—La cita de arriba está tomada de Paul Johnson, Creadores (Creators, 2006). Barcelona: Ediciones B, 2008; 352 pp.; trad. de Gabriela Tenner; col. No ficción / Historia; ISBN 13: 978-84-666-2482-4.
—Tohru Tanabé. Hokusai. Madrid: Anaya, 1993; 99 pp.; col. Grandes maestros del arte; ISBN: 84-207-5279-7.