DAUTREMER, Rébecca

DAUTREMER, RébeccaAutores
 

Ilustradora francesa. 1972-. Nació en Gap. Diplomada en la Escuela Nacional de Artes Decorativas de París. Dibujante para prensa, cartelista, diseñadora gráfica y de juguetes. Ha ilustrado varios álbumes de otros autores y ha firmado algunos propios.


Princesas olvidadas o desconocidas
Texto de Philippe LECHERMEIER. Madrid: Edelvives, 2005; 92 pp.; trad. de P. Rozarena; ISBN: 84-263-5909-4.

Por orden alfabético se habla de distintas princesas: Blandina, Fasolá y Dorremí, Deletrea de Eritrea, Farragosa, Caprichosa, Katapum, Varaseca, Plisplás Noloverasmás, Pitonisa, Amnesia, Locuacilla de Babel, Tremenduskah, Efímera de China, Anguila de la Isla, Tragaldabas del Peloponeso, y muchas otras. A la vez se nos se indican distintas circunstancias de la vida de una princesa: del Lenguaje internacional del abanico, de los Escudos y/o Blasones, de los Palacios y Residencias, etc. Al final hay una «Guía práctica sobre lo que conviene saber acerca de las princesas», un test para saber «qué clase de princesa eres», una colección de proverbios, un índice alfabético completo…


Nasrudín
Texto de Odile Weulersse. Madrid: Edelvives, 2006; 30 pp.; trad. de P. Rozarena; ISBN: 84-263-6124-2.

Pueblo árabe. Un padre y su hijo van por tres veces al mercado con un burro: una vez son criticados por ir el padre montado y el niño a pie; otra por ir el niño encima y el padre a pie; otra por ir ambos encima; otra por ir ambos a pie… En esta versión de la historia es el chico quien, afectado por los comentarios que oye, va pidiendo a su padre cada vez el ir de una manera distinta y el padre, siempre serenamente, acepta la sugerencia para conseguir que su hijo, al final, saque por sí mismo la lección.


Sentimento
Texto de Carl Norac. Zaragoza: Edelvives, 2006; 36 pp.; trad. de P. Rozarena; ISBN 84-263-5944-2.

El señor Stein, un fabricante de marionetas que se mueven solas, decide fabricar una que sea como él. Pero, cuando la termina y el muñeco se dirige a él pidiéndole afecto, el señor Stein se desentiende. Entonces el autómata se marcha y, al ver un circo que se llama Sentimento se pone a sí mismo ese nombre. Debido a su aspecto en todas partes lo persiguen y sólo una niña llamada Selma lo acepta.



Álbumes extraordinarios. En Princesas olvidadas y desconocidas se conjugan a la perfección unas ilustraciones ricas y poderosas con un brillante texto bromista, que cabe calificar de posmoderno: por la multitud de alusiones a cuentos clásicos y por su carácter irónicamente autoreferencial. En Nasrudín, aunque la secuenciación de las imágenes viene facilitada por el tipo de relato, la ilustradora pone su talento al servicio de contar la historia muy bien y de transmitir las actitudes de timidez del chico, de paciencia del padre, de burla o sorpresa de los observadores. En Sentimento usa la doble página de modo distinto a lo habitual: en cada lado muestra momentos consecutivos de la narración, uno más cercano y otro más lejano, y gráficamente cada uno se vincula con el siguiente a través de algún elemento común como unas sombras o algún color.

Dautremer brilla en la composición de cada ilustración independiente, cuando en cada una puede usar recursos distintos y emplear formas distorsionadas y forzados encuadres cinematográficos, para contar y sugerir muchas cosas, y cuando no tiene que sujetarse ni a las limitaciones del punto de vista que imponen la mayoría de las narraciones, ni a la obligatoriedad de tener que armarlas para formar una secuencia coherente. Como en Princesas olvidadas o desconocidas ha dado con un texto fragmentario que pulsa cantidad de teclas distintas, su trabajo no sólo se ajusta perfectamente a él sino que lo potencia y enriquece muchísimo, pues puede hacer cantidad de referencias sin que resulte chocante. Entre otras, podemos ver el color rojo de Rothko cuando habla de la princesa Confidente; horizontes norteamericanos a lo Hooper en las páginas de la princesa Roma Romaní; una composición deudora de Klee cuando habla de Viajes; ecos de Warhol en la presentación de la princesa Mirameh; páginas que tienen aires de un catálogo propio de una enciclopedia del siglo diecinueve… En este caso también los juegos con la tipografía resultan naturales y oportunos: añaden dinamismo a las ilustraciones, subrayan algo de interés, forman parte de la imagen de conjunto del álbum… Y lo mismo puede decirse del uso de variadas texturas, entre las que hay algún fondo tan sorprendente como el de unos trozos de papel pegados de cualquier modo con celo (como si algunas princesas fueran muy elegantes por fuera pero unas descuidadas cuando se las conoce de cerca…). En otro orden de cosas, es justo elogiar la voluntad manifiesta de los autores de preparar un libro ambicioso que desborda, con mucho, los estándares habituales en los libros infantiles y juveniles de tamaño y extensión. Y que, además, revela un cuidado esmerado de los detalles más pequeños: están bien pensadas las transiciones entre texto e imágenes; los numerosos guiños del texto se complementan con los no menos abundantes de los dibujos que, por ejemplo, contienen algún enchufe o interruptor en cada doble página, una pequeñez que también da un toque de contemporaneidad a las imágenes y le hablan al lector-espectador de un mundo que conoce.

Nasrudín, sin embargo, es un álbum cuya confección y presentación se puede calificar de «normal», pues la ilustradora se sujeta a lo que pide la narración y consigue una correspondencia casi total entre texto e ilustraciones. Sin embargo, ningún lector que ya conozca la historia dejará de apreciar cuánto enriquecen su lectura las espectaculares dobles páginas con las figuras sobre fondo blanco, que centran el interés en los personajes y sirven de arranque cada vez que los protagonistas emprenden el viaje, y las demás que recogen los distintos ambientes: la casa del pueblo, los caminos y la ciudad a la que van. El poder de sugerencia de las ilustraciones se acentúa por los enfoques tan variados, por los frecuentes recortes de las figuras, y por la habilidad para lograr continuidad gráfica entre ilustraciones, usando distintas perspectivas de los mismos escenarios y estableciendo elementos comunes en imágenes sucesivas, como los hilos del tendido telefónico y algunos rótulos de las calles.

Sentimento es una historia como la de Frankestein a la que va muy bien el expresionismo amable de imágenes estilizadas propio de la ilustradora. Además de usar la doble página de modo distinto a lo habitual, como ya se ha dicho, la ilustradora usa sus armas habituales de recurrir a texturas diferentes y de buscar perspectivas en las que acentúa efectos de profundidad como intentando hacernos ver más allá.

Otros álbumes: El gigante de los pájaros, con texto de Ghislaine Biondi; Babayaga, Cyrano de Bergerac, ambos con texto de Taï-Marc Le Thanh; Nat y el secreto de Eleonora, con texto de Anik Le Ray; El diario secreto de Pulgarcito, con texto de Philipe Lechermeier; Las ricas horas de Jacominus Gainsborough.
Además, es autora de las ilustraciones para una edición de Alicia en el país de las maravillas.


30 enero, 2006
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